MARGARITA DURAS: EL AMOR,EL SEXO,LA LOCURA Y LA MUERTE

Literatura

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Marguerite Duras: el amor, el sexo, la locura y la muerte

Antón Castro|21/08/2014 a las 06:00

16 abril, 2015

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La autora de ‘El amante’ o ‘El arrebato de Lol V. Stein’ habría cumplido un siglo en 2014. Escribió del amor, del dolor, de la enfermedad, de la muerte, de la locura, y de los instantes felices de la vida. Amó a varios hombres. Fue ensayista, dramaturga, guionista y una gran novelista

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Marguerite Duras (1914-1996) se bebió la escritura a tragos. Escribir era vivir y morir y resucitar a la vez. Escribir era enfrentarse a sus demonios y extirparlos para dejarlos al sol y al viento, en el corazón del papel. Escribir para ella era recordar, ahondar en los abismos de la memoria, enfrentarse al dolor y a la pérdida. Escribir era una misión, un mandato, una tentativa infinita. «Escribir: es lo único que llenaba mi vida y la hechizaba. Lo he hecho. La escritura nunca me ha abandonado», dijo. Y en ese cometido, que desarrolló con energía, logró lo mejor de sí misma: edificó, sombra a sombra, desgarro a desgarro, con placer y felicidad también, un universo literario que quizá sea el más importante y el más moderno de las letras francesas del siglo XX.

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Marguerite Duras, que nació hace un siglo en Gia Dinh, cerca de Saigón, en la actual Vietnam del Sur, es una de las cinco grandes escritoras de Francia con Marguerite Yourcenar, Simone de Beauvoir, Nathalie Sarraute y Françoise Sagan. Todas muy distintas y complementarias. Y quizá, en el fondo, ninguna tan desesperada como ella. Tan radical. Tan próxima al amor, la muerte, la locura, la enfermedad y el sexo. Ella siempre consideró capital el sexo:reivindicó una y otra vez el derecho al goce, al orgasmo, al cuerpo. Menuda, levantisca, indomable, a veces fue una mujer volcán, moderna, atrabiliaria, inteligente, capaz de escribir como a navajazos, con una frase cortante y seca. Con espasmos. O fogonazos de luz contra la noche. Practicó un estilo sincopado de frase corta, rasgada e intensa, con capacidad para alertar o demoler.

Su propia vida es la materia central de sus libros y de algunas de sus películas. En su niñez fue como una vagabunda subyugada por la soledad, el lodo y la lluvia, como contó en ‘Un dique contra el Pacífico’ (1950). Su padre, profesor de matemáticas, tuvo que marcharse a Francia y moriría pronto: quería habilitar una casa para toda la familia en la villa de Duras. De ahí el nombre de su hija escritora, que tenía otros cuatro hermanos. Dos de ellos eran antagónicos: Pierre parecía el demonio y Paul fue como un ángel fugaz; tenían una relación cómplice, casi incestuosa. Marguerite diría, enigmáticamente, que con Paul había vivido el amor total.

Más tarde, no se sabe bien si estimulada por su madre, que braceaba contra la adversidad, o por los azares de la vida, conoció a su amante chino, con quien descubrió la sexualidad, la fantasía; se asomó de golpe al deseo con la ansiedad de una madurez precipitada. Para entonces ya le había dicho a su madre que quería ser escritora. Se lo dijo a los 15 años. Ese relato del amante maduro, intenso y turbador, estaría como oculto en su cabeza. O estaría ahí, apresado, larvándose con las hojas y las imágenes del recuerdo, esperando ser contado: cuando escribió la novela ‘El amante’ (1984), se vivió todo un estremecimiento literario. Marguerite Duras exponía su verdad, su fuerza, la riqueza de su trastienda personal de fábulas turbulentas. ‘El amante’ fue como una consagración: la novela la llevó al cine Jean Jacques Annaud.

Celos y desamor

Para ese momento, ya habían pasado muchas cosas en la existencia de Duras: había estado casada dos veces, con Roger Antelme, que sufrió los excesos del nazismo y ella esperó día y noche, asomada a la ventana, bebida y desvelada, su regreso. Y con Dionys Mascalo, con quien tuvo un hijo. Con ambos vivió poco tiempo, aunque aprendió mucho. También vivió una dolorosa relación con Gérard Jarlot; dada su condición de seductor, le descubrió otro acento del dolor para su corazón y su cabeza: el diablo de los celos. Ese asunto aparecerá en una de mejores novelas: ‘El arrebato de Lol V. Stein’, que habla de una mujer enamorada locamente a la que desatiende el objeto de su amor. Y se queda en un puro naufragio. Otro libro especialmente sugerente es ‘Emily L’ y con él habría que citar otros títulos como ‘Escribir’, ‘El dolor’, ‘Destruir, dice’, ‘India Song’, ‘La impudicia’, ‘El caballero sentado en el pasillo’, ‘El mal de la muerte’ o ‘El amante de la China del norte’, una ampliación de su famosa novela que redactó al enterarse de la muerte de su pasado amor.

Marguerite dirigió y escribió guiones de cine. Redactó los suyos y adaptó textos de Jorge Semprún. Su libreto más conocido es también el más onírico: el de ‘Hiroshima mon amour’ (1959), que llevó al cine Alain Resnais. Pasó por épocas terrible de alcoholismo y de autodestrucción. Intentó suicidarse en alguna ocasión. Finalmente, se cruzó en su camino el joven Yann Andrea Steiner (1952-2014), que ha muerto hace unos días. Él, homosexual, se quedó fascinado por su personalidad, por su prosa, por su indolencia, quizá por su leyenda. Le escribió durante dos (otros dicen que cinco) años, diariamente, pero apenas recibió respuesta; cuando él se dio por vencido, ella le pidió que la fuese a ver. Así lo hizo y vivieron juntos hasta la muerte de Marguerite Duras, que le rindió un homenaje de amor y ternura en ‘Ojos verdes, pelo negro’, donde narra el relato de un hombre y una mujer que se citan cada noche en un cuarto frente al mar: no hay deseo. Él la quiere a su lado para que le ayude a conjurar el miedo y para que lo salve de la muerte. Ella le dijo poco antes de morir, en 1996: «Usted no es nada sin mí».

Marguerite Duras fue extraña, inabordable, frágil y fuerte a la vez. Laure Adler, tal vez su mejor biógrafa, resumió así su existencia y su poética: «M. D. jamás dejó de ser una mujer sublevada, indignada, una apasionada de la libertad. Libertad política, pero también libertad sexual». Quizá por ello, M. D. siempre pareció auténtica, feroz y sensible, de una vitalidad desbordada que le podía conducir al desafuero y a la autoaniquilación.
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Fuente:
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ELENA KALIS PHOTO

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MARÍA MOLINER,»EL ESPÍRITU DE UNA BIBLIOTECARIA COMPROMETIDA»

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CENTRO VIRTUAL CERVANTES
FUENTE: http://cvc.cervantes.com
 

MARÍA MOLINER

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Biografía

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Por María Antonia Martín Zorraquino

María Moliner nació en Paniza (Zaragoza) el 30 de marzo de 1900, en el seno del matrimonio formado por Enrique Moliner Sanz, médico rural, y Matilde Ruiz Lanaja: Un ambiente familiar acomodado (el abuelo paterno había ejercido también la medicina rural y los abuelos maternos poseían, al parecer, tierras), en el que los tres hijos que superaron los entonces tan frágiles años de la infancia —Enrique, María y Matilde— cursaron estudios superiores.

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En 1902, según testimonio de la propia María Moliner, padres e hijos se trasladaron a Almazán (Soria) y, casi inmediatamente, a Madrid. En la capital, siempre según cita de D.ªMaría, los pequeños Moliner estudiaron en la Institución Libre de Enseñanza, donde fue, al parecer, don Américo Castro quien suscitó el interés por la expresión lingüística y por la gramática en la pequeña María. Los primeros exámenes del bachillerato los hizo María Moliner, como alumna libre, en el Instituto General y Técnico Cardenal Cisneros de Madrid (entre 1910 y 1915), pasando en julio de 1915 al Instituto General y Técnico de Zaragoza, del que fue alumna oficial a partir de 1917 y donde concluyó el bachillerato en 1918.

Entre 1918 y 1921, María Moliner cursó la Licenciatura de Filosofía y Letras en la universidad cesaraugustana (sección de Historia), que culminó con sobresaliente y Premio Extraordinario.

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Y en 1922 ingresó, por oposición, en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, y obtuvo como primer destino el Archivo de Simancas.

Tras una breve estancia en Simancas, María Moliner pasa al Archivo de la Delegación de Hacienda de Murcia. Será en esa ciudad donde conocerá al que será su marido, D.Fernando Ramón y Ferrando, catedrático de Física. La pareja contrae matrimonio en la Parroquial de Sagunto, el 5 de agosto de 1925, e inicia una vida conyugal armónica y compenetrada, la de dos intelectuales comprometidos con su vocación y con la sociedad en la que viven, a la que tratarán de dar lo mejor de sí mismos.(…)

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María Moliner, hoy

Por María Teresa Fuentes Morán

Conozco a muchas personas, profesionales de ámbitos muy variados, que tienen en su biblioteca el Diccionario de uso del español. Entre ellos hay periodistas, lingüistas, escritores, traductores y estudiantes, y muchos afirman que lo consultan con frecuencia. He oído llamar a este diccionario «el Moliner»; con más frecuencia «el María Moliner» —aunque nunca he oído hablar, por ejemplo, de «el Julio Casares», sino más bien de «elCasares»—.

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Muchos hablan de doña María, y aquel simpático y competente equipo de lexicógrafas cubanas con quien tuve ocasión de trabajar citaba a Marita como si de una parienta cercana se tratara y las consultas en el diccionario parecían más bien conversaciones con alguien a quien se conoce bien y se quiere. Y es que María Moliner lleva décadas acompañando a muchos en sus tareas profesionales y ayudándoles a abrir las puertas que algunas barreras lingüísticas les cerraban.

La conciencia de que un diccionario que no se renueva está destinado a desaparecer llevó a la editorial Gredos a preparar una nueva edición que actualizara la obra en algunos aspectos. Creció el diccionario en aproximadamente un diez por ciento, el sistema de ordenación por familias se reemplazó por el alfabético, se revisaron y corrigieron diversos detalles…

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Así, un diccionario al que, según algunos, acechaba el peligro de convertirse en pieza de museo habría quedado renovado y por tanto no habría perdido vida. Pero este delicado trabajo habría sido la vana pretensión de dar vida a un árbol seco si este árbol no hubiera mantenido fuertes sus raíces y robusto el tronco. Según la propia editorial afirmó en su momento, esta nueva edición se mantenía fiel al espíritu que movió a la autora a crearlo. ¿Qué define ese espíritu que lo mantiene vivo? Si recorremos las impresiones de aquellos que con alguna frecuencia han entablado amistoso diálogo con esta obra, llegaremos al verdadero secreto a voces del diccionario de María Moliner.

Muchos aprecian en este diccionario la claridad de sus definiciones y es este desde luego uno de los rasgos que lo caracterizan. María Moliner concibió su diccionario como una herramienta, como un instrumento de guía en el uso del español y huyó de todo retoricismo o formulismo que oscureciera la información que trataba de transmitir, lo que hace del suyo un libro de agradable lectura. Una de las condiciones para que se establezca una comunicación satisfactoria es que los interlocutores se entiendan; una de las virtudes que más se deberían apreciar en un diccionario es precisamente esa, que se entienda. Pero la apasionante e ingrata tarea de redactar definiciones claras, completas y precisas, y en todo caso adaptadas al lector, exige del lexicógrafo poner en juego una gran disciplina de trabajo, una profunda sensibilidad lingüística y otras muchas cualidades, innatas o adquiridas.

En los años en los que la revolución informática deslumbra todas las ramas del saber, en los que la tecnología actual ha hecho pasar página a tantos métodos de trabajo ahora considerados anticuados, la lexicografía se ha visto también enriquecida por las nuevas posibilidades que se le brindan. El equipo que elabora un diccionario tiene hoy en día más fácil acceso a la documentación que precisa; tiene la posibilidad de preparar y explotar grandes, tantas veces abrumadoras, bases de datos, las cuales le permiten obtener información objetiva que en parte reemplaza la intuición y amplía los horizontes de la propia competencia lingüística; tiene en sus manos la capacidad de organizar toda esta información de la manera que juzgue más conveniente… Pero, en definitiva, la responsabilidad última sobre el concepto del diccionario que se quiere elaborar, la decisión sobre los tipos de información que resultan pertinentes en cada caso y, no en último lugar, la redacción precisa de todas y cada una de las definiciones recae exclusivamente en el lexicógrafo. Valiente tarea la de escribir un diccionario; admirable la de quien consigue hacerlo bien.

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Pero a muchos, todavía más que la claridad de las definiciones, lo que nos atrae de este diccionario es la cantidad de información que en él se encuentra. Coherente con la idea de que el diccionario es una herramienta, no escatima esfuerzos la autora en proporcionar en su obra la información que considera oportuna para el adecuado uso del español. Cuando aún no se había desarrollado en España una lexicografía didáctica que pudiera llevar este nombre, cuando el estudio del léxico parecía irremisiblemente desligado del componente gramatical, cuando algunas de las actuales líneas de investigación en lingüística aún no tenían cabida entre nosotros, María Moliner nos informa en su diccionario de cómo, cuándo y en qué circunstancias se usan determinados vocablos para expresar qué, y nos da pistas sobre otros que podríamos tener olvidados. ¿No es este el secreto de un diccionario de uso?

Del Diccionario de uso del español se ha dicho con frecuencia, en tono elogioso, que es una obra hecha por una mujer de talento, fruto de largos e intensos años de trabajo, elaborada con una constancia y sentido práctico encomiables. Bien, pero a estas alturas del milenio, sea este el que sea, queremos suponer que ya no es motivo de asombro o de reverente admiración el que una mujer haya emprendido un trabajo de esta envergadura y además lo haya desarrollado bien; y si son desde luego de admirar las circunstancias en las que se llevó a cabo el trabajo, el tiempo a él dedicado y la meticulosidad que caracterizó a la autora, son estas sólo características que constituyen en sí un indicador, aún no una garantía, de la calidad de la labor desarrollada. No es posible redactar un diccionario sin emplear un tiempo, por lo menos, directamente proporcional a la magnitud de la obra que se emprende. La meticulosidad, la sensibilidad apoyada en una sólida formación, no sólo lingüística, deberían ser virtudes ineludibles en el lexicógrafo y todas ellas se reunieron, sin lugar a dudas, en María Moliner, pero resulta demasiado pobre juzgar una obra de esta envergadura sólo por las cualidades de quien la desarrolló.

Cuando se publicó la primera edición del Diccionario de uso del español, el panorama de los diccionarios monolingües del español era muy distinto al que encontramos hoy en día, especialmente al que encontramos desde hace unos meses. Aún así, el diccionario de María Moliner se ha ganado a pulso su puesto en nuestro escritorio, nuestra confianza y nuestra simpatía.

María Moliner, el espíritu de una bibliotecaria comprometida

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Por J. Ignacio Bermejo Larrea

La carta a los bibliotecarios rurales que redactó María Moliner y que se publicó en Valencia en 1937 como prólogo a las Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas, es una de esas joyas de la literatura que andan escondidas en archivos casi olvidados. Su prosa sencilla y ordenada está llena de la belleza funcionalista que consigue el autor pulcro que no pretende nunca ser artista, pero que escribe a golpe de latido de su corazón, sin mediar artificio alguno y cumpliendo, además, con el precepto sagrado de respetar la inteligencia del lector, aun en los momentos más duros de la vida.

¿Escribió María Moliner esa carta ya en plena guerra civil? ¿La tenía preparada antes de su estallido, como texto pensado para orientar a los bibliotecarios rurales en el marco de las Misiones Pedagógicas que creó la República apenas un mes después de haberse proclamado? El hecho es que aparece en 1937 y, para los lectores de hoy, el contexto de la tragedia nos lleva inevitablemente a dotarla de un valor de especial compromiso.

Cuando el ejército insurrecto del general Franco avanza contra las milicias leales al gobierno legítimo de España, María Moliner —mujer y bibliotecaria valiente— alienta a su pacífica tropa de bibliotecarios rurales para que reafirmen su compromiso con los lectores y con los libros, porque piensa que la locura colectiva que asola a su querida España es fruto de la ignorancia y de la injusticia —también cultural— que discrimina secularmente a gran parte del pueblo. El entusiasmo de su palabra nace del ayuntamiento moral entre la ciencia posible de médico rural que María Moliner aprendió de su padre y la fe en «la capacidad de mejoramiento espiritual de la gente», y su mensaje suena como un emocionante canto de confianza en el ser humano y de esperanza en medio del horror de los horrores, esa guerra absurda y fraticida que desangró a España y que marcó a una y más generaciones de españoles.(…)

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Introducción
Diccionario de uso del español

Por José-Álvaro Porto Dapena

No quisiera pecar de exagerado si comienzo mi exposición con una afirmación tan sorprendente como real: la mayoría de la gente —incluyo con estudios universitarios, y hasta a veces de filología— no saben utilizar el diccionario; quiero decir que no saben manejarlo adecuadamente y sacarle así todo el partido posible. La realidad es que existe en este país una generalizada ignorancia en materia lexicográfica, propiciada ya desde los primeros años de la enseñanza, en la que apenas se le dedica atención al uso del diccionario. Y así sorprende, por ejemplo, la habilidad de un niño de ocho o diez años para manejar un ordenador, frente a su proverbial torpeza para buscar información sobre una palabra en su pequeño diccionario escolar: dice que no la encuentra o que no la entiende. Y es que para muchos —incluso docentes— enseñar el manejo del diccionario casi no tendría sentido y representaría al final una verdadera pérdida de tiempo, ya que —piensan— ¿quién no va a saber buscar las palabras en un diccionario, si se hallan ordenadas alfabéticamente? Creen que saber manejar un diccionario se reduce al puro y simple dominio del orden alfabético, como si todas las informaciones que éste es capaz de ofrecer respondieran únicamente a ese tipo de ordenación y, sobre todo, como si todos los diccionarios fueran iguales y, por lo tanto, diera lo mismo la utilización de uno u otro a la hora de resolver cualquier duda sobre las palabras. En estas condiciones, no es de extrañar la exagerada frecuencia con que la gente confunde, por ejemplo, un diccionario con una enciclopedia, o piensa que un diccionario es tanto mejor cuantas más entradas contenga o, aunque parezca mentira, que un diccionario histórico del español no es otra cosa que la historia de España escrita por orden alfabético.

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Se me ha pedido que hablara aquí precisamente de la utilización de uno de los diccionarios monolingües del español sin duda mejor logrados, pero quizá a la vez más controvertidos, precisamente porque presenta ciertas peculiaridades de manejo cuyo desconocimiento ha llevado en algunas ocasiones a críticas negativas poco afortunadas y desde luego injustas. Me refiero al Diccionario de uso del español (DUE) de María Moliner, del que por cierto acaba de salir una nueva edición, realizada por un equipo de expertos y que mejora en varios aspectos la realizada por su autora entre 1966 y 19671. Se trata, en efecto, de un diccionario alfabético, que, al menos en apariencia, no difiere grandemente de cualquiera otra obra de su género, incluido el famoso DRAE o Diccionariode la Real Academia, del que en realidad parte, incluyendo básicamente las mismas palabras, cuyos artículos además están estructurados asimismo en una serie de acepciones.

Pero esto, como digo, no es más que una pura apariencia, ya que el DUE —o el María Moliner o Moliner a secas como se le conoce corrientemente— posee, según vamos a ver de inmediato, unas capacidades informativas de las que carecen otros diccionarios monolingües del español, y, sorprendentemente, desconocidas por muchos de sus usuarios, quienes, por tanto, no le sacan, como digo, todo el partido posible.

Conferencia leída en el
Primer Foro Hispánico de Ortotipografía y Entorno de la Escritura,
Universidad de Málaga, 15 de diciembre de 1999

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Puerta de la Villa, Almazán, Soria, España/Spain (Photo credit: Wikipedia)

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ.EXTRAORDINARIA CAPACIDAD FABULADORA

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GARCÍA MÁRQUEZ

Gabriel García Márquezpremio Nobel de Literatura en 1982, nació en Aracataca, una aldea perdida en el Caribe colombiano que renace una y mil veces bajo el nombre de Macondo gracias a la extraordinaria capacidad fabuladora de su creador. Por ello, el Centro Virtual Cervantes se complace en incluir en sus páginas a uno de los más grandes representantes del realismo mágico y de la literatura en lengua española.

FUENTE: http://cvc.cervantes.es

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En esta exposición, titulada El mundo sin Macondo, usted podrá realizar un recorrido, en distintas dimensiones, a lo largo de la vida y la obra del escritor colombiano. Aquí se ofrece una cronología amplia y detallada, y se señala la trayectoria que parte de Aracataca y nos lleva a Macondo; asimismo, se recogen notas, comentarios y estudios críticos. Podrá apreciar el humor, la ironía y el sentido de la historia, obsesiones de un autor que con frecuencia recurre a la desmesura y a la magia para subrayar la íntima conexión entre sus ficciones y la realidad hispanoamericana.

INTRODUCCIÓN

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Sería fácil decir que el respeto, el placer o el reconocimiento han sido el motor del trabajo realizado. Todo ello es cierto en cuanto muestra la forma, aunque la verdadera causa es el afán del Centro Virtual Cervantes por acercar las letras mejor diseñadas en español a cualquier lector que tenga el deseo de disfrutarlas.

Así de sencillo surge el sentido cuando es tan claro. El sentimiento quizás andaba antes contorneándose alrededor; dejarlo para después es sólo una fórmula para que sea lo que quede abrazado a la memoria, único sentido que tiene la costumbre de permanecer, intentando además que permanezcan otros.

Respetando las tres figuras mencionadas —sentido, sentimiento
y memoria—, hemos tratado de configurar una estructura sencilla que abarcara contenidos y trayectoria de la obra de Gabriel García Márquez, de significado inmenso en la dignidad de las letras hispánicas.

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PRESENTACIÓN

Por Luis Miguel Madrid

Gabriel García Márquez: El mundo sin Macondo
Aracataca-Macondo: Un viaje a la intensidad

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Los viajes más largos no salen de su origen, la lejanía está marcada por la intensidad de los sentidos implicados en atravesarla. En ese trasiego de paisajes alrededor de la misma puerta consiste quizás la soledad, que al final no es más que la tristeza que ponen los ojos de los personajes de Gabriel García Márquez ante las prisas de la fatalidad.

Uno de esos viajes largos alrededor del propio sentimiento se inició el seis de marzo de 1927 en Aracataca, un pueblo costeño del departamento de Magdalena, en Colombia, y después de mil esfuerzos, derrotas, ganancias y escarmientos, apareció en los sueños de José Arcadio Buendía otro pueblo costeño situado justamente en los mismos parámetros geográficos de una hojarasca que el mundo entero identifica con el nombre mítico de Macondo. Allí nació aquel día el primero de los once hijos que tuvo el boticario y telegrafista del pueblo con la hija del coronel Nicolás Márquez. Le pusieron de nombre Gabriel José y fue quien desde entonces ha ido rellenando el cuaderno de ese recorrido que a lo largo de estas páginas intentaremos transcribir.

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Los primeros nueve años de viaje se realizaron por los pasillos de la casa de los abuelos maternos, descubriendo a muchos de los personajes que luego vivirán en las casasque García Márquez fue construyendo y que ahora se conocen al nombrar sus calles, tan cotidianas ya como losOjos de perro azul o La Mamá Grande. Otras letras pasaron por Barranquilla, Zipaquirá y Bogotá, configurando con lecturas y escritos las fórmulas de un recorrido redondo que llevará al origen de Macondo. El mapa completo de la aventura quedó descifrado en el momento de manifestar que cada línea escrita era estrictamente colombiana, los senderos habían llegado empaquetados en los cofres que la tradición oral reserva a los juglares que son capaces de transformarlos en pasión, «en un mundo imaginario, fuera de las reglas, que Márquez nos supo regalar»1. De tal manera, los pequeños detalles crecieron conscientes de ser el centro de la observación, lo cotidiano se hizo general y lo nacional tomó el carácter de universal. El camino inverso, que aparentemente debe convertir la obra magna, totalizadora, universal, en fruto de despensa ha sido fácil; que se cuenten las ediciones e idiomas, que se sumen los libros, los países, que se hable de estudios, de aproximaciones a tan humilde origen y expresión tan cotidiana y se encontrará el predicado expresando una magnitud de leyenda. Los viajes cortos recorren un larguísimo camino y la viceversa existe porque la contradicción es su diccionario.

CRONOLOGÍA

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Por Mª Ángeles Vázquez y Ana Anabitarte

La cronología se ha dividido en tres etapas que abarcan momentos clave en la vida, la obra y el entorno político y social de Gabriel García Márquez:

El periodo comprendido entre 1927 y 1967 se inicia con la matanza de las bananeras y abarca los años de formación y la consolidación de su carrera periodística. Se cierra con la publicación de Cien años de soledad.

Los años entre 1968 y 1982 son aquellos en los que asistimos al éxito vertiginoso a raíz de la publicación de una de las novelas más leídas en lengua española, hasta la obtención del máximo galardón de las letras, el Premio Nobel.  

Desde 1983 hasta hoy son años en los que el autor empieza a trabajar intensamente en el cine, escribiendo guiones, y despertando controversias con sus novelas, como la ocurrida a raíz de la publicación de El general en su laberinto.Asimismo inicia en esta etapa la publicación de sus memorias y lleva a cabo numerosos proyectos relacionados con el periodismo y el cine.

LA RUTA DE MACONDO

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Hay ciudades con barcos y ciudades sin barcos. Es la única
división admisible, la única diferencia verdaderamente esencial.1

Gabriel García Márquez


Si la lejanía de los viajes está marcada por la intensidad del sentimiento, es evidente que este hijo de Aracataca viajó muy lejos desde su aldea natal hasta Macondo, mítico lugar de la Costa Caribe colombiana. En su travesía, el niño que fue García Márquez y que escribe para que lo quieran descubre en las Mil y una noches una manera de contar que le permite ir hasta el fondo de los tiempos para traernos la magia del lenguaje con el que supo fundar un mundo único y original.

1. De «Ciudades con barcos», en Textos costeños, vol. I, edic. de Jacques Gilard, Barcelona: Editorial Bruguera, 1981, p. 207.

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OBRA

Cuando García Márquez nos abre las puertas de su universo narrativo en realidad nos está mostrando una ventana para reconocer las verdades más hondas de la realidad hispanoamericana. No en vano él asegura ser el más realista de los escritores. Pero su realismo mágico, como la crítica ha convenido designarlo, es también una forma de trascender una historia de desgarros para ofrecernos la posibilidad de conjurar los demonios y celebrar con júbilo el acto fundador de la palabra.

OBSESIONES DEL AUTOR

 


García Márquez llega a ser coetáneo de la eternidad al adueñarse del tiempo, una de sus obsesiones, como el amor y la muerte, o el honor y la venganza, elementos con los que arma una particular mitología. Su literatura recrea anécdotas familiares a las que se suman la historia, los relatos cosmogónicos, los cantos populares de su tierra; todo un fluir de recuerdos y de saberes que al proyectarse en sus ficciones se nos presentan como entidades sobrenaturales cuestionando nuestra noción de lo real.

LA IMAGEN DE GARCÍA MÁRQUEZ

Calificado como el juglar del siglo XX, García Marquez es no sólo el escritor en lengua española de que goza de más prestigio en el mundo, sino también el más leído. Estas dos circunstancias han sido posibles gracias a sus extraordinarias dotes narrativas. Por esta razón es ya en vida una presencia mítica, que resistirá el paso de los años, y su obra admitirá tantas lecturas como lectores se aventuren en ella.

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Gabriel García Márquez, De biografie (Photo credit: woordenaar)

ÁLVARO CUNQUEIRO.GALICIA,ESPAÑA 1911-1981

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Escritor español nacido en Galicia, Álvaro Cunqueiro (1911-1981)      ejerció en gallego y en castellano el periodismo y las artes literarias en sus más  variadas formas: fue poeta, novelista, dramaturgo, guionista… Premio Nadal en 1968 por su novela El hombre que se parecía a Orestes, es, sin duda, uno de los mejores  cultivadores del realismo fantástico en España.

FUENTE: http://cvc.cervantes.es

 

    Con este espacio, el Centro Virtual Cervantes desea rendir un homenaje a la obra de Álvaro Cunqueiro, uno de los más grandes escritores en las lenguas española y gallega, que dejó tras sí una dilatada obra, plagada de los más recónditos saberes y erudiciones

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Alvaro Cunqueiro (Photo credit: Biita)

El legado literario de Álvaro Cunqueiro, uno de los grandes fabuladores del  siglo XX, se detiene con idéntica fortuna en todos los géneros con un portentoso empleo de la palabra, bien en gallego, bien en castellano, que enriquece hasta límites insospechados ambas literaturas.

Extraordinario    poeta desde su juventud, precursor del realismo mágico en sus grandes obras narrativas y    creador de uno de los textos dramáticos más importantes del teatro gallego, Cunqueiro  fue, además, un notable articulista. Su influencia en las nuevas generaciones literarias no ha dejado de crecer.

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Cunqueiro mira á catedral de Mondoñedo (Photo credit: xornalcerto)

Álvaro Cunqueiro forma parte, con otros poetas tan destacados como  Iglesia Alvariño o Carballo Calero, de lo que cabe identificar como Grupo de la República, esto es, conjunto de escritores (e intelectuales y artistas) que  abre su manifestación entre 1930-1936. De hecho, en coincidencia de razón cronológica y  estética con la generación vanguardista (Manuel Antonio, Amado Carballo, M. L. Acuña,  Bouza-Brey, Pimentel, A. Casas), la que verdaderamente trae, con impulso de ruptura, los  signos de la modernidad a la lírica gallega, de modo que ese grupo apuntado —roto,    luego, por la guerra civil— se presenta como una segunda comunidad de edad de la citada generación, y, a su vez, se caracteriza por su carácter «cumulativo»¸ quiere decirse que confirma —y hasta intensifica— las líneas de modernidad    abiertas por los mayores, o ramas fundamentales de la lírica de tradición simbolista.

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English: school Italiano: scuola (Photo credit: Wikipedia)

En  ese cuadro o marco, pues, la obra poética cunqueiriana aparece marcada por tres muy  evidentes rasgos caracterizadores. En primer término, por su brevedad (como la de  Manuel Antonio, Amado Carballo, Bouza o Pimentel), pues su corpus —a la espera  de recolección de textos dispersos o inéditos— se reduce a cinco libros en gallego  (y uno en castellano).

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Pimentel (Photo credit: Alberto Arévalo)

Veinte años después de su muerte y Cunqueiro forma parte ya, sin duda, del  siempre controvertido canon de la cultura occidental «á beira dos modernos  fabuladores universais: Lord Dunsany, Borges, Italo Calvino, e outros mestres na arte de soñar a realidade»*.  La superación, desde mediados de la década de los sesenta —pero, sobre todo, en los    setenta y ochenta— de la estética realista dominante en el discurso literario,    analizado certeramente por Sanz Villanueva, ha motivado el acercamiento crítico a un escritor que, no lo olvidemos, se había convertido ya desde los años sesenta en icono de la cultura popular gallega.

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Manuel Antonio Islands Quepos Costa Rica (Photo credit: Wikipedia)

ALGUNOS POEMAS DE CUNQUEIRO

FUENTE: http://amediavoz.com

 

 

De «Mar ao Norde» 1932:

1. Este es el punto exacto…
Este es el punto exacto.                                                 Aquí -entre la cuerda rota e inmóvil de las horas-                                               se para                                               cristalina                                               la rueda de la noche.

Aquí -la luna entre salas desiertas de madurez-                                               comienza                                               silenciosa                                               la rueda del alba.

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2. Luz mojada le llegaba del mar…

                                                            A Ricardo Carballo
Luz mojada le llegaba del mar. ¡Qué claro el tiempo para verla en la playa con presencia de cosa! ¡Qué sencilla la tarde para besarla en el pelo con caricia animal y pura! ¡Luz mojada de sus ojos llevaba el mar!

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Galego: Ricardo Carballo Calero: En torno a la...
Galego: Ricardo Carballo Calero: En torno a las ideas comunistas de Platón (Photo credit: Wikipedia)

3. Parque- Final- Elegía
Era era.
Sus manos nacían al lado de cada cosa y de cada flor.
Temíase siempre su rotura y a ella parecían converger los números y las estrellas.
El amanecer encontraba sus cabellos perdidos y sus ojos depositados en sus propias orillas.
La noche la sorprendía siempre entregada a sus oficios más antiguos acompasándose de un corazón nuevo y silencioso.
Era solícita y tempestuosa y no se parecía en nada a la luna.

English: Ricardo Carvalho Calero Galego: Ricar...
English: Ricardo Carvalho Calero Galego: Ricardo Carvalho Calero. Español: Ricardo Carballo Calero. (Photo credit: Wikipedia)

4. Puerto
Sol:          Cinco ventanas colgadas          de la misma alba rosa:          vivas,                      intactas,                                        desnudas,          con anhelos de manos,          como espejos de mástiles.
Sombra:           Cinco ventanas colgadas           de la misma alba turbia:           calladas,                              llanas,                                           duras,            sin afanes de presencia,            sin afanes de huida.
Siempre:            Cinco ventanas: sólo.

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Imaxe na casa do mago Merlín. Mondoñedo. Galicia
Imaxe na casa do mago Merlín. Mondoñedo. Galicia (Photo credit: Wikipedia)

5. Sin que nadie lo supiera…

Sin que nadie lo supiera

hubo un momento puro en el que nada hubo.                                           Ahora, en la palma del agua, de la sombra el fruto del instante aquel.

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6. También el mar, hoy…
También el mar, hoy, tiene el alma llena de madurez. -Se le oye la adolescencia en el vidrio del aire llena de fragmentos de vísperas y de intactas navegaciones oscuras.- Así. Más allá. Ahora de la sombra: ¿No te duele el canto, -redondez tibia de beso preciso- del sol en la sombra?

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7. Un muslo tibio…

Un muslo tibio: así -entreabierto- que se sienta pasar intacto y clásico: imagen                     suma breve, gozo de clara visión. Lancha.
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8. Ya no hay aquella simple desnudez…
Ya no hay aquella simple y turbia desnudez. Tus muslos ya no huelen a canciones agrestes. Tus manos ya no tientan la risa curva y acre. Como si hubiese pleno oscuro.

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9. Yo no la vi nacer…
Yo no la vi nacer. Me la dieron porque yo ya lo sabía: ¡qué blanca! ¡qué bien!                                  ¡qué niña más bien plantada! De surtidores de luz la compraban vientos claros. Me la dieron porque yo ya lo sabía: Si era lado del mar seco de serenidades,                                           azul,                                                     rosa,                                                               lirio, ¡columpio de piedra dura!
De «Mar ao norde» 1932
Versión de Vicente Araguas

Beatrice Child Villiers (1880-1970), wife of E...
Beatrice Child Villiers (1880-1970), wife of Edward Plunkett, 18th Baron Dunsany (Photo credit: Wikipedia)

 

De «Poemas do si non» 1933: Tr. de Vicente Araguas

Ella:
Poema 1 Sabían los cerezos el secreto de sus oídos llenos del verde puro de la acústica de las ventanas y los  jardines se llamaban por el nombre de las palomas que bebían agua en sus surtidores.
Ella comenzaba a andar.
En cada ojo le había nacido una trasmigración de palomillas, y al marcharse dejaba vocales fuertes en su sitio.
Ella tenía nombre de pastor.

***

Galego: Lugo, Álvaro Cunqueiro
Galego: Lugo, Álvaro Cunqueiro (Photo credit: Wikipedia)

ALFONSINA STORNI (1892-1938)

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ALFONSINA STORNI

Alfonsina Storni (1892-1938) es considerada una de las voces femeninas más potentes de la poesía en lengua española de las primeras décadas del siglo XX. Su vinculación con el Modernismo, en medio de la euforia vanguardista que se apoderaba de los jóvenes poetas argentinos de su tiempo, hizo que se le diera menos importancia de la que merecía, pese a la notoriedad que alcanzó en su propio país y en el mundo hispánico en general. Esta excepcional mujer, capaz de desafiar los asfixiantes convencionalismos sociales, fue un ejemplo de coraje por su manera de asumir su ser femenino en absoluta y a veces desgarradora soledad.

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De las heridas y de la incomprensión padecidas por Alfonsina Storni emerge la fuerza de su voz, la cadencia de unos versos que pueden ser grito de protesta, canto a la vida, amor a la naturaleza, o reivindicación del derecho de la mujer a convertirse en sujeto del deseo, en una tentativa de conquistar la libertad para decidir su destino. El Centro Virtual Cervantes quiere rendirle un homenaje con este monográfico que ofrece testimonio de su vida y de su obra, superando la leyenda del suicidio que en ocasiones ha sido un obstáculo para un íntimo acercamiento a su poética.

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ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS

A finales del siglo XIX el matrimonio formado por Alfonso Storni y Paulina Martignoni, ambos de nacionalidad suiza, se unió a la ola de inmigrantes europeos que por ese entonces emigraban a la Argentina en busca de un futuro prometedor. Se instalaron en la ciudad de San Juan y allí nacieron sus dos primeros hijos. Sin embargo, en 1890 decidieron regresar a su país natal y se asentaron en un pequeño pueblo llamado Sala Capriasca, ubicado en la Suiza italiana. Allí nació Alfonsina, el 29 de mayo de 1892. Cuatro años después, la familia decidió viajar de nuevo a San Juan donde residirá hasta 1900, año en que se trasladó a la ciudad de Rosario en busca de nuevas oportunidades.

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Alfonsina creció en un ambiente de estrechez económica y por ello, cerca de los once años, tuvo que abandonar sus estudios y ayudar a su madre que trabajaba como modista para compensar la falta de recursos causada, en gran medida, por la inestabilidad laboral y emocional de Alfonso Storni. En 1906, cuando muere su padre, Alfonsina entra a trabajar como aprendiza en una fábrica de gorras. Más adelante comienza a trabajar en el teatro y llega a formar parte de la compañía del actor español José Tallaví. De esta forma, desde muy joven adquiere conciencia de que debe trabajar duro para ganarse el pan. Sin embargo, no la abandona su deseo de estudiar y en 1909 se matricula en la Escuela Normal Mixta de Maestros Rurales de Coronda, donde también ocupa el cargo de celadora. Al año siguiente obtiene el título de maestra rural e inicia sus prácticas en la ciudad de Rosario.

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En esta época empieza a publicar sus primeros poemas en revistas  locales pero muy pronto, cuando le faltan pocos meses para cumplir los veinte años, abandona Rosario y toma el tren rumbo a Buenos Aires: embarazada de un hombre casado y veinticuatro años mayor que ella, está decidida a empezar de nuevo en la capital argentina. Desde ese momento  hasta su muerte, afrontará la vida como madre soltera pasando por alto los prejuicios morales de una sociedad hipócrita y estrecha.

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CRONOLOGÍA

1892-1915: periodo que comprende su infancia, los trabajos que realizó desde los once años para contribuir a los gastos del hogar, sus incursiones como actriz en una compañía de teatro, sus comienzos en la docencia como maestra rural, la relación con el padre de su hijo, su traslado a Buenos Aires para afrontar la vida como madre soltera, los primeros trabajos en la ciudad y los nuevos amigos y, por último, sus primeras colaboraciones en revistas y periódicos.

1916-1926: publicación de La inquietud del rosal, su primer poemario, al que siguen El dulce daño, Irremediablemente, Languidez, Ocre y Poemas de amor, todos de tendencia modernista y matices románticos y en los que sobresalen aspectos autobiográficos. Este periodo también incluye sus actividades en el medio docente y literario bonaerense, en los cuales se consolida como maestra y poeta, convirtiéndose en la primera mujer que participa con regularidad en los cenáculos de escritores argentinos.

1927-1938: se inicia con su bautizo como dramaturga y     con la puesta en escena de su obra teatral El amo del mundo; le siguen sus dos viajes a Europa, en 1930 y 1932, respectivamente; el giro estético que vive su obra poética, que pasa de una influencia modernista a una tendencia vanguardista y experimental, y, finalmente, el diagnóstico de una enfermedad mortal y la profunda desazón de los últimos meses que la lleva a optar por el suicidio.

Alfonsina Storni. (Fotografía extraída del sit...
Alfonsina Storni. (Fotografía extraída del sitio oficial de Ariel Ramírez.) lfonsina Storni. Extracted photography of the official site of Ariel Ramirez. (Photo credit: Wikipedia)

ACERCA DE STORNI

También los cantantes, llegados a tierra poética, actúan a menudo bajo la opaca iluminación de la pena. Un dolor que, por ejemplo, se hace verso en un disco imponente, Mujeres Argentinas (1969), donde la gran Mercedes Sosa interpela al espectro de Alfonsina Storni. ¿Recuerdan la letra?: «Sabe Dios qué angustia te acompañó / qué dolores viejos calló tu voz / para recostarte arrullada en el canto / de las caracolas marinas / la canción que canta en el fondo oscuro del mar / la caracola. / Te vas Alfonsina con tu soledad / ¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?».

Español: El antiguo edificio del Colegio Nacio...
Español: El antiguo edificio del Colegio Nacional de Buenos Aires, construido por los jesuitas en el siglo XVIII. Fue demolido para la construcción de la sede actual, comenzada en 1910 y terminada en 1938, proyectada por Norbert Maillart. (Photo credit: Wikipedia)

ALFONSINA EL MAR Y LA MUERTE

Esta imagen del mar como un pudridero líquido en el que algún día nos tendremos que sumir será constante en la vida y la obra de Alfonsina, y aparecerá de forma reiterada en sus escritos, como puede verse en su poema en prosa «Diario de navegación» en el que narra las impresiones que le causó su encuentro con el mar no visto ya desde la orilla, sino sentido con toda su fuerza y poderío como tripulante del barco que la llevó de Montevideo a España en un viaje en que buscaba curarse de la angustia existencial que la acosaba:

El mar, desencontrado, se niega al barco, y forma grandes pozos verdinegros. Están hechos de ojos ahogados, transparentes, acuosos, suplicantes, teñidos de algas oscuras, estriadas de espumas hirvientes, epilépticas.

No puedo apartar los ojos de aquellos profundos valles marinos. Comprendo el origen de la vida. Desearía bajar al fondo del mar. Bajar con los ojos abiertos, caminar libre por sus cavernas, respirar su masa.

San Juan from space
San Juan from space (Photo credit: Wikipedia)

ALGUNOS POEMAS

Al oído…

Si quieres besarme…..besa -yo comparto tus antojos-. Mas no hagas mi boca presa.. bésame quedo en los ojos.

No me hables de los hechizos de tus besos en el cuello… están celosos mis rizos, acaríciame el cabello.

Para tu mimo oportuno, si tus ojos son palabras, me darán, uno por uno, los pensamientos que labras.

Pon tu mano entre las mías… temblarán como un canario y oiremos las sinfonías de algún amor milenario.

Esta es una noche muerta bajo la techumbre astral. Está callada la huerta como en un sueño letal.

Tiene un matiz de alabastro y un misterio de pagoda. ¡Mira la luz de aquel astro! ¡la tengo en el alma toda!

Silencio…silencio…¡calla! Hasta el agua corre apenas, bajo su verde pantalla se aquieta casi la arena…

¡Oh! ¡qué perfume tan fino! ¡No beses mis labios rojos! En la noche de platino bésame quedo en los ojos…

 

Así

Hice el libro así:
Gimiendo, llorando, soñando, ay de mí.

Mariposa triste, leona cruel,
Di luces y sombra todo en una vez.
Cuando fui leona nunca recordé
Cómo pude un día mariposa ser.
Cuando mariposa jamás me pensé
Que pudiera un día zarpar o morder.

Encogida a ratos y a saltos después
Sangraron mi vida y a sangre maté.
Sé que, ya paloma, pesado ciprés.
O mata florida, lloré y más lloré.
Ya probando sales, ya probando miel,
Los ojos lloraron a más no poder.
Da entonces lo mismo, que lo he visto bien,
Ser rosa o espina, ser néctar o hiel.

Así voy a curvas con mi mala sed
Podando jardines de todo jaez.